domingo, 11 de noviembre de 2012

Crónica de la huelga de 48h realizada en el Campus de Somosaguas



En el campus de Somosaguas esta semana anterior ha estado marcada por la agitación y la lucha que hemos llevado a cabo los estudiantes organizados, que no estamos dispuestos a permanecer sentados en clase mientras observamos como se desmantela al completo la Educación pública ante nuestros ojos. Esta intensa semana de lucha ha culminado en una huelga estudiantil de 48 horas los días 7 y 8 de noviembre, acompañada de un encierro durante los dos días en la facultad de Ciencias Políticas y Sociología.

Desde las asambleas presentes en nuestro campus se ha venido trabajando por hacer de esta fecha una movilización exitosa en la que, aparte de paralizarse totalmente la actividad del campus, se realizó una demostración de la firmeza que viene adoptando el estudiantado en lo que toca a la defensa de un derecho innegociable como lo es el tener una educación pública y gratuita. Creemos que, efectivamente, los jóvenes estudiantes de clase obrera y extracción popular somos cada día más conscientes de que el único camino en el que se puede aspirar a una victoria del estudiantado (y, por tanto, de toda la clase trabajadora en su conjunto) es el que pasa por una lucha continua y organizada, y por comprender que en la batalla por la educación pública no hay más que dos posturas, enfrentadas e irreconciliables: o se está con el grueso de estudiantes y los trabajadores de las universidades que queremos que no se entierre la educación pública; o se está con los sepultureros de ésta, es decir, con los empresarios y banqueros que junto a los órganos de poder e instituciones a su servicio pretenden convertir la educación en un negocio para ellos y un privilegio para nosotros. Como venimos denunciando desde hace tiempo con el lema de “Insumisión o Dimisión”, los equipos de dirección de los centros de estudio que decidan no declararse insumisos ante toda esta serie de medidas y decretos antiobreros y antipopulares del Gobierno están jugando el papel de enterradores de la educación pública al servicio de los empresarios y banqueros, pues los estudiantes y trabajadores que sufrimos en nuestras carnes esta política de guerra abierta a la educación pública sabemos que las “buenas apariencias” y las “loables intenciones” distan mucho de significar un compromiso real con estudiantes y trabajadores, como han demostrado entre otros el rector de nuestra universidad, totalmente plegado a quiénes pretenden acabar con la Universidad Complutense de Madrid.


Tras un trabajo de difusión y agitación en nuestro campus al inicio de la semana, comienza el encierro la noche del día 6 siendo unos 120-130 estudiantes. Al día siguiente se realizaron piquetes informativos en todas las entradas de las facultades del campus, consiguiendo modificar sustancialmente la normalidad universitaria dentro de las facultades. Mientras tanto, la mayoría de los estudiantes acudimos a situarnos en la carretera aledaña a nuestro campus para visibilizar el conflicto en el exterior del recinto. De ésta movilización los cuerpos represivos del Estado, en éste caso la Policía Nacional, se habían prevenido infiltrando a varios agentes de incógnito entre los estudiantes. Poco después de llegar los estudiantes al lugar, la Policía Nacional cargó contra nosotros de manera desmedida y brutal, aún estando dentro del campus (diluyéndose en el viento la declaración de nuestro rector de que no iba a permitir un hecho similar al ocurrido el pasado 22 de Mayo). En ese momento, valiéndose de los infiltrados, detienen a un compañero que estaba grabando la actuación policial. Sabemos que fue algo totalmente intencionado por su parte, prueba de ello es que en ese mismo momento uno de los policías infiltrados vociferó abiertamente que a partir de ahora quien ose grabarles en cualquier situación parecida será objeto de una especial represión. El compañero en cuestión fue liberado esa misma tarde, pero ha sido imputado con los cargos de desórdenes públicos y resistencia a la autoridad.

Con ese ambiente de miedo a la represión policial comenzó la segunda noche del encierro, en la cual casi se dobló la presencia de estudiantes, llegando a  contar con unas 200 personas aproximadamente. Desde esa misma tarde el equipo decanal se había puesto la misión de desconvocar la huelga, pero ante la rotunda negativa de los estudiantes, decide amenazar con utilizar a la policía para expulsarnos forzosamente de la facultad por la noche. Ante esta actitud amedrentadora y una amenaza de tal magnitud, los estudiantes organizados volvimos a responder con firmeza preparando aún más exhaustivamente la jornada de huelga del día siguiente.


Las amenazas finalmente no llegan a efectuarse y en la madrugada siguiente los estudiantes acudimos a cerrar todas las entradas del campus. Estos piquetes, a los que se iría sumando una cantidad cada vez mayor de estudiantes durante toda la mañana, estuvieron activos hasta el mediodía. A esta hora se reúnen todos los piquetes y se empieza a hacer agitación en las facultades del campus, especialmente en las clases en que se estuviera vulnerando el derecho a huelga. En general, consideramos que este segundo día de actividad tuvo un resultado realmente exitoso, habiendo conseguido cerrar materialmente todo el campus y pudiendo desconvocar varios exámenes que se habían puesto intencionadamente en esa fecha.


El éxito que ha tenido esta huelga estudiantil en el campus de Somosaguas es palpable e indiscutible. No sólo por el hecho objetivo de haber trastocado de manera contundente la normalidad académica en todas las facultades que hay dentro de nuestro campus, tanto el primer día como el segundo, pero especialmente este último; sino porque creemos también que esta semana de lucha ha supuesto un avance en la determinación que muestran los estudiantes de clase trabajadora a la hora de defender el derecho a una educación pública. Se ha demostrado la irrealidad en la que viven las posturas de neutralidad o de falso consenso entre intereses que son obviamente incompatibles, pues la realidad de la universidad está rasgada de arriba a abajo y es más evidente que nunca la existencia de esos dos intereses que son antagónicos e imposibles de conciliar. Los estudiantes de Somosaguas vemos esa realidad que se hace cada vez más patente a medida que se suceden decretos, leyes y recortes que van propinando golpes cada vez más contundentes a la educación pública. Los estudiantes de Somosaguas identificamos cada vez de manera más acertada cual es el camino a recorrer, y sabemos que al cierre de facultades o la privatización de las mismas solo es posible responder con la lucha. Los estudiantes de Somosaguas sabemos que el campus es nuestro, sabemos que los únicos necesarios para que la educación pública funcione son los estudiantes y los trabajadores, y actuaremos en consecuencia: uniendo nuestra lucha a la de los trabajadores dentro de la universidad sea cual sea su situación laboral, su puesto de trabajo o si trabajan directamente para la universidad o para una subcontrata. Los estudiantes de Somosaguas ya no tenemos miedo, y lucharemos contra aquellos que también desde dentro de la propia universidad ayudan a empresarios y banqueros a apoderarse de ella, aligerando a éstos el trabajo. Por todas estas razones, desde los CJC consideramos un rotundo éxito esta huelga estudiantil en Somosaguas, pero también consideramos que hay que continuar dando pasos en pro de la unidad de las luchas estudiantiles y de trabajadores dentro de la universidad, hasta convertir políticamente a la comunidad educativa en una síntesis efectiva que pueda llevar a cabo una lucha más contundente, más continuada y más visible en los centros de estudio, y que pueda también servir de apoyo a las luchas que lleva a cabo diariamente la clase trabajadora en todos los ámbitos de la producción, cuyas contradicciones también se van agudizando cada vez más brutalmente. Los CJC tenemos claro que solo mediante la lucha y la resistencia férrea lograremos detener a quiénes pretenden que los hijos e hijas de los trabajadores no puedan disfrutar de una formación académica y además convertir las facultades en academias privilegiadas para empresas ávidas de mano de obra a la que explotar. Para ello hemos de ponernos como objetivo el arrancarles la educación de sus garras y devolverla a las manos de trabajadores y estudiantes, para que con su gestión directa se siembre en los centros de estudio la semilla de una sociedad nueva.


- CJC Somosaguas -

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